Amamantar no provoca la caída de los senos: Un estudio desmiente la creencia popular
Entre la multitud de mitos y leyendas que en lo referente a salud y belleza abundan, existe una particularmente curiosa que consiste en la absurda creencia, por parte de algunas madres, que si amamantan a sus bebés, posteriormente padecerán de una forma..
Entre la multitud de mitos y leyendas que en lo referente a salud y belleza abundan, existe una particularmente curiosa que consiste en la absurda creencia, por parte de algunas madres, que si amamantan a sus bebés, posteriormente padecerán de una forma más agresiva lo que se conoce popularmente como la “caída de senos”: nada más lejos de la realidad.
A nadie se le ocurre ya poner en duda los múltiples beneficios que la leche materna ofrece a los bebés. Sin embargo, y a pesar de las diversas campañas de recomendación que las autoridades sanitarias llevan a cabo para concienciar de la importancia que tiene dar el pecho para la salud presente y futura de los bebés, muchas madres deciden utilizar preparados lácteos por miedo a que sus senos decaigan por dar el pecho a sus hijos.
Un estudio presentado recientemente en la Plastic Surgery 2007 Conference (conferencia de Cirugía Plástica de la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos de 2007) de Baltimore (USA) confirma que dar el pecho no provoca, por sí solo, ningún impacto en la forma de los senos de una mujer.
Este estudio examinó a 93 mujeres que estuvieron embarazadas una o más veces antes de someterse a una operación estética de pechos. El 58% de estas mujeres aseguró haber dado el pecho a uno o más de sus hijos, en periodos de lactancia que variaban entre los 2 y los 25 meses, con un promedio de 9 meses. El 55% aseguró sufrir un cambio adverso en la forma de sus senos tras el embarazo.
Los cirujanos plásticos implicados en el estudio han determinado que los factores relacionados con el periodo de lactancia no arrojan cifras lo suficientemente significativas para predecir la pérdida de forma de los senos. Sin embargo, otros factores ajenos al amamantamiento como el índice de masa corporal, la cantidad de embarazos, una talla grande de sujetador previa al embarazo, antecedentes como fumadora y la edad, sí constituyeron factores de riesgo significativos para un grado mayor de decaimiento de los senos.
Por último, las investigaciones han demostrado que los bebés alimentados con leche materna presentan una mejor salud en términos generales, así como un mayor índice de crecimiento y desarrollo y menor nivel de riesgo en enfermedades agudas y crónicas que los bebés alimentados con biberón.
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